Nochevieja. No empecé demasiado bien el año, la botella de vino que me bebí en la cena hizo su efecto demasiado pronto y tras comerme solamente dos uvas –preludio de que no sería un buen año para mí- de lo único que tenía ganas era de dormir.
Tras grandes esfuerzos por parte
de mi chico –al que llamaré Germán- para animarme, finalmente me embutí en un cortito
vestido y estrené las medias y el liguero que me regaló Germán en Nochebuena. Una
llamada a mis amigos y en cinco minutos ya estábamos en el pub celebrando con
el resto del mundo la alegría de empezar un nuevo año, el 2010.
A lo tonto y tras un par de cubatas
que me hicieron caer al suelo un par de
veces , se hicieron las 7 de la mañana y mis amigos ya se iban a casa. Yo, como suelo hacer en mis delirios
etílicos, quería acompañarles para irnos a comer churros, o arroz (algunos eran latinos) , o lo que sea
con tal de seguir la juerga. Germán intentó hacerme entrar en razón haciéndome
ver que ya no quedaba nadie, que es mejor que nos retiráramos a casita a tomar
un chocolate caliente y a acostarnos. Pero yo dale que dale, seguía en mis
trece:
-“ ¡¡¡Que quiero irme a casa de mi amigo Raúl a comer arroz!!!”
De esta guisa íbamos por la
calle, discutiendo, cuando se acercó un compañero mío –Javi- a ver qué pasaba.
Se metió en la conversación –muy chulito
él- increpándole a mi novio que me dejara
en paz, insultándole y diciéndole que me estaba molestando y mandándolo a tomar viento
fresco. Germán decidió irse a casa y dejarme por perdida, y yo feliz de salirme
con la mía, me quedé hablando con Javi mientras
mi chico se alejaba. Pero parece ser que se arrepintió, porque de repente se dio
media vuelta y ¡¡¡vi que iba a pegarle
un puñetazo a Javier!!! En cuestión de
milésimas de segundo, y a pesar de mi
estado alcoholizado, me dio tiempo a
interponerme en su camino, mientras mi cabeza pensaba con total convicción que mi chico no se atrevería a pegarme a mí
nunca en la vida.
Pero yo no sabía la fuerza que
tiene Germán…su brazo fue más lento que mi gesto de protección y no pudo
reaccionar, con lo que……PLOF!!!!!
Su puño se estampó justamente en
mi cara.
Continuará….
Q dolor!!! Pobre Germán... se debió de sentir fatal por ello.
ResponderEliminarLo cierto es que sí se sintió muy mal, lo cual por supuesto no le quita su "parte" de culpa por levantar la mano, que es el meollo del asunto. A ver si sigo con la historia...
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