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viernes, 1 de febrero de 2013

MI CASO DE NO-MALTRATATO: LOS HECHOS


Nochevieja. No empecé  demasiado bien el año, la botella de vino que me bebí  en la cena hizo  su efecto demasiado pronto y tras comerme solamente dos uvas –preludio de que no sería un buen año para mí- de lo único que tenía ganas era de dormir.

 
Tras grandes esfuerzos por parte de mi chico –al que llamaré Germán- para animarme, finalmente me embutí en un cortito vestido y estrené las medias y el liguero que me regaló Germán en Nochebuena. Una llamada a mis amigos y en cinco minutos ya estábamos en el pub celebrando con el resto del mundo la alegría de empezar un nuevo año, el 2010.

A lo tonto y tras un par de cubatas que me hicieron caer al suelo  un par de veces , se hicieron las 7 de la mañana y mis amigos ya se iban  a casa. Yo, como suelo hacer en mis delirios etílicos, quería acompañarles para irnos a comer churros, o arroz (algunos eran latinos) , o lo que sea con tal de seguir la juerga. Germán intentó hacerme entrar en razón haciéndome ver que ya no quedaba nadie, que es mejor que nos retiráramos a casita a tomar un chocolate caliente y a acostarnos. Pero yo dale que dale, seguía en mis trece:
-“ ¡¡¡Que quiero irme a casa de mi amigo Raúl a comer arroz!!!”

De esta guisa íbamos por la calle, discutiendo, cuando se acercó un compañero mío –Javi- a ver qué pasaba. Se metió en la  conversación –muy chulito él- increpándole  a mi novio que me dejara en paz, insultándole y diciéndole que me estaba molestando y mandándolo a tomar viento fresco. Germán decidió irse a casa y dejarme por perdida, y yo feliz de salirme con la mía, me quedé hablando  con Javi mientras mi chico se alejaba. Pero parece ser que se arrepintió, porque de repente se dio media vuelta y ¡¡¡vi  que iba a pegarle un puñetazo a Javier!!!  En cuestión de milésimas de segundo, y a  pesar de mi estado alcoholizado, me dio  tiempo a interponerme en su camino, mientras mi cabeza pensaba con total convicción  que mi chico no se atrevería a pegarme a mí nunca en la vida.

Pero yo no sabía la fuerza que tiene Germán…su brazo fue más lento que mi gesto de protección y no pudo reaccionar, con lo que……PLOF!!!!!

Su puño se estampó justamente en mi cara.

Continuará….



 

2 comentarios:

  1. Q dolor!!! Pobre Germán... se debió de sentir fatal por ello.

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  2. Lo cierto es que sí se sintió muy mal, lo cual por supuesto no le quita su "parte" de culpa por levantar la mano, que es el meollo del asunto. A ver si sigo con la historia...

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