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miércoles, 10 de julio de 2013

POR FIN... ¡FECHA PARA EL JUICIO!

Ya casi pasados tres años de los hechos que nos “obligaban” a Germán  y a mí a estar alejados a más de 300 metros, nos llegó por fin la notificación del día del juicio. 22 de noviembre, fecha próxima al Día
Internacional Contra la Violencia de Género (que es el 25), lo que significaba que por esos días habría actividades de sensibilización que nos pondrían más difíciles las cosas…mal empezábamos.

En cuanto nos notificaron el  juicio me puse en contacto con el testigo, Javi, para saber si pensaba asistir, ya que a la anterior vista, donde se supone que él era el denunciante, nunca llegó a acudir, con lo que mi chico vino desde Gijón - donde trabajaba por aquel entonces- para nada. Javi me dijo que esta vez estaba obligado a presentarse, que ya se había informado y que si no iba lo multaban. Pero ganas, pocas tenía. Obvio. Enfrentarse cara a cara al hombre al que le estás fastidiando la vida no debe ser fácil. O eso creía yo, porque Javi demostró tener muchos “cojones”, haciéndose el valiente salvador de mujeres maltratadas.

No siempre es bueno hacerse el héroe...
Una semana antes de la fecha señalada, intenté hablar con Javi de nuevo.  Quise quedar personalmente a tomar un café y charlar, pero sólo se dignó a contestarme algunos whatsapp. Yo lo que quería saber era lo que iba a testificar en el juicio, ya que las historias que corrían por el pueblo eran muy variadas: que Germán me iba dando una paliza  por la calle, que llegó Javi de héroe  a salvarme porque no soporta ver que maltratan a las mujeres… Javi me aseguró que todo eso era mentira y que eran cotilleos de la gente, que él nunca había dicho tales cosas, y que solamente iba a contar la verdad.  Los hechos tal cual sucedieron. Así que yo me quedé tan tranquila y confiada, sin pensar que quizás lo que “recordaba” Javi de los hechos no era tan fiel a la realidad como esperaba y que le iba a dar un giro a todo.

El siguiente paso fue hablar con el abogado defensor de mi chico. La clave de todo era dejar claro que Germán tenía la intención de pegar un puñetazo a Javi, y no a mí. Y que yo me interpuse de repente y que no
le dio tiempo a reaccionar. Pero también nos dejó claro que nuestro testimonio serviría de poco si no era el mismo que el del testigo, ya que al primero que creerían sería a él. En definitiva, dependíamos del testimonio de Javi, el “héroe”.

Y si resbalas de verdad, nadie te creerá
O sea, que en este “mundillo” de la violencia de género parece ser que las mujeres tenemos bien  poco que decir. Las que denuncian que las maltratan…tienen poca credibilidad, ya que se dice por ahí que el 70 % de las denuncias por malos tratos son falsas, bien  para conseguir ciertas ayudas y/o beneficios, bien para fastidiar al ex u obtener la custodia de los niños. Y en el lado contrario, si dices la verdad, que nunca te han pegado y que tu chico no te maltrata ni física ni psicológicamente…resulta que tampoco te creen, porque según ellos, las que dicen eso es por el miedo que tienen a las represalias de su maltratador…

Entonces, ¿qué salida tenemos las mujeres en este tema? ¿Permanecer en silencio,   pase lo que pase?


Y una se llega a encontrar como en un callejón sin salida…

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