Ya casi pasados tres años de los
hechos que nos “obligaban” a Germán y a
mí a estar alejados a más de 300 metros, nos llegó por fin la notificación del
día del juicio. 22 de noviembre, fecha próxima al Día
Internacional Contra la
Violencia de Género (que es el 25), lo que significaba que por esos días habría
actividades de sensibilización que nos pondrían más difíciles las cosas…mal
empezábamos.
En cuanto nos notificaron el juicio me puse en contacto con el testigo,
Javi, para saber si pensaba asistir, ya que a la anterior vista, donde se
supone que él era el denunciante, nunca llegó a acudir, con lo que mi chico
vino desde Gijón - donde trabajaba por aquel entonces- para nada. Javi me dijo
que esta vez estaba obligado a presentarse, que ya se había informado y que si
no iba lo multaban. Pero ganas, pocas tenía. Obvio. Enfrentarse cara a cara al
hombre al que le estás fastidiando la vida no debe ser fácil. O eso creía yo,
porque Javi demostró tener muchos “cojones”, haciéndose el valiente salvador de
mujeres maltratadas.
No siempre es bueno hacerse el héroe... |
Una semana antes de la fecha
señalada, intenté hablar con Javi de nuevo.
Quise quedar personalmente a tomar un café y charlar, pero sólo se dignó
a contestarme algunos whatsapp. Yo lo que quería saber era lo que iba a
testificar en el juicio, ya que las historias que corrían por el pueblo eran
muy variadas: que Germán me iba dando una paliza por la calle, que llegó Javi de héroe a salvarme porque no soporta ver que maltratan
a las mujeres… Javi me aseguró que todo eso era mentira y que eran cotilleos de
la gente, que él nunca había dicho tales cosas, y que solamente iba a contar la
verdad. Los hechos tal cual sucedieron.
Así que yo me quedé tan tranquila y confiada, sin pensar que quizás lo que
“recordaba” Javi de los hechos no era tan fiel a la realidad como esperaba y
que le iba a dar un giro a todo.
El siguiente paso fue hablar con
el abogado defensor de mi chico. La clave de todo era dejar claro que Germán
tenía la intención de pegar un puñetazo a Javi, y no a mí. Y que yo me
interpuse de repente y que no
le dio tiempo a reaccionar. Pero también nos dejó
claro que nuestro testimonio serviría de poco si no era el mismo que el del
testigo, ya que al primero que creerían sería a él. En definitiva, dependíamos
del testimonio de Javi, el “héroe”.Y si resbalas de verdad, nadie te creerá |
O sea, que en este “mundillo” de
la violencia de género parece ser que las mujeres tenemos bien poco que decir. Las que denuncian que las
maltratan…tienen poca credibilidad, ya que se dice por ahí que el 70 % de las denuncias
por malos tratos son falsas, bien para
conseguir ciertas ayudas y/o beneficios, bien para fastidiar al ex u obtener la
custodia de los niños. Y en el lado contrario, si dices la verdad, que nunca te
han pegado y que tu chico no te maltrata ni física ni psicológicamente…resulta
que tampoco te creen, porque según ellos, las que dicen eso es por el miedo que
tienen a las represalias de su maltratador…
Entonces, ¿qué salida tenemos las
mujeres en este tema? ¿Permanecer en silencio,
pase lo que pase?
Y una se llega a encontrar como
en un callejón sin salida…